Todos los viernes se subía a su bicicleta y recorría a toda velocidad las calles de tierra del pueblo. En cada esquina su garganta paría algunas frases:
- ¡¿No se dan cuenta de que no somos libres?!
- ¡¿No se dan cuenta de que el mercado se está haciendo dueño de todos nuestros recursos?!
- ¡¿No se dan cuenta de que la televisión nos hace estúpidos pasivos?!
- ¡¿No se dan cuenta de que el gobierno nos roba, nos reprime y viola nuestros derechos?!
- ¡¿No se dan cuenta de los daños ecológicos que causa nuestra forma de vida?!
- ¡¿No se dan cuenta de que hay niños muriendo de hambre?! ¡De hambre!
- ¡¿No se dan cuenta de que no nos estamos dando cuenta?!
Pero una tarde de calor, mientras pedaleaba las calles marrones, el cordón suelto de su zapatilla derecha comenzó a enroscarse en el eje de la rueda.
En silencio, rápido. Ella seguía.
Sólo cuando el cordón tiró con fuerza de su pié, se dió cuenta,
pero ya estaba atrapada.
El tobillo se interpuso entre el esqueleto de la bicicleta y los pedales, y las coronas cortaron su tendón.
No tardó en gritar de dolor mientras caía estrepitosamente.
La velocidad acumulada se derramaba en 1, 2, 3, 4 metros...
La piel de sus brazos y su torso semidesnudo se hacía jirones
rascando la superficie de tierra y piedritas.
Cesó el impulso.
La bicicleta enclenque a unos metros con una zapatilla destrozada enroscada en los pedales, manchada de rojo oscuro.
Tierra seca arada superficialmente.
Un espeso olor a desesperación.
El sol y el dolor aturdían todos sus sentidos,
las tetas le sangraban...
Tetas + Sangre ...
Efectivo cóctel para olvidar el resto de la historia.
Efectivo cóctel para cualquier programa de Tv.
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